lunes, 4 de agosto de 2008

Dia 41 : Singapur


Esta mañana nos hemos vuelto a levantar tarde, a eso de las 10. Nos hemos acercado a recepción y les hemos dejado las maletas que nos han guardado sin problemas.

Después nos hemos dirigido a Aljunied y a Orchard. La idea es comprar unas cosas que nos quedan y si podemos acercarnos a Little India, el barrio de los hindúes. Al llegar a Orchard nos hemos acercado a una librería Borders, ridícula comparada con su homónima japonesa. También hemos podido ver una escalera mecánica dispuesta haciendo curvas, realmente algo curioso.

Tras dar un paseo por alguna de las tiendas de electrónica de la zona ya que vamos a comprar un EEE 901 para un amigo hemos decidido quedarnos a comer en un buffet algo pijo que hemos encontrado en uno de los centros comerciales. Algo temprano, a las 12, y tan sólo 2 horas después de haber desayunado nos hemos metido en el restaurante. El precio, 15€ aproximadamente por un buffet compuesto de más de 180 platos. Se puede decir que los hemos probado todos, al menos todos los que ya no habíamos probado. De todas formas, son platos pequeños, no nos hemos metido entre pecho y espalda platos completos al estilo español. Aqui lo que hacen es cortarlo todo en cachos pequeños, facilmente asumibles.

Tras dos horas y media y con el estómago a reventar (hemos cumplido uno de nuestros objetivos, comer en un buffet con platos de todas las comidas asiáticas) nos hemos dirigido de nuevo al Funan a comprar el Asus de nuestro amigo. Con el Asus en nuestra mano y con unas especias para hacer el Singapore Crab (cangrejo al estilo de Singapur) nos hemos vuelto al hotel a recoger el equipaje para acercarnos a la estación del metro.

En el metro, hemos hecho mutis por el forro al requerimiento de un señor de vernos las maletas, bastante cristo teníamos en ellas para que le echaran mano. El metro al aeropuerto requiere un transbordo y cuesta 2.5SGD. Bastante barato y rápido. Además en este trayecto puedes ir sentado todo el rato ya que la última parada que emplean los de Singapur es la parada de la Expo (lo llaman Expo pero son centros de exposiciones de todo tipo).

Una vez en el aeropuerto hemos ido a buscar la maleta que habíamos dejado en el servicio de equipajes. Hemos recolocado el material entre las dos maletas y dos mochilas para no tener problemas con los cutres de Ryanair (Emirates no nos ponía pegas a los pesos que llevábamos). Una vez en el aeropuerto y a pesar de no estar el check-in abierto la gente de Emirates nos ha permitido empaquetar las maletas. Una vez nos habían dado la tarjeta de embarque cruzamos el control de seguridad para entrar en la terminal de salidas (Emirates opera desde la terminal 1 así que no tuvimos oportunidad de disfrutar de la nueva terminal del aeropuerto). De todas formas, fue llegar, colocarnos en una zona muy cuca con fuentes y disponernos a ver el Gran Premio de Fórmula 1 entre guiris varios.
Nos reunimos al menos 40 extranjeros todos mirando las pantallas y discutiendo las maniobras. En general, un gran premio aburrido salpicado sólo por el pinchazo de Hamilton y la rotura de motor de Massa... No habia ningún fan de Fernando Alonso pero sí de Hamilton y de Ferrari.


A las 6 de la tarde nos acercamos a nuesta puerta de embarque para salir en dirección a Dubai. Resulta que tuvimos un percance con nuestros asientos, en teoría teníamos los primeros (es decir con más espacio para descansar las piernas) pero resultó que por ser un vuelo especial (con parada en Kuala Lumpur intermedia) los asientos que pensábamos serían los primeros no lo eran , ya que pertenecían a la gente de tránsito que aterrizaría más tarde en Kuala Lumpur. Un pequeño problema que enfadó un poco a Bruno porque de haberlo sabido habríamos cogido otros sitios hace 2 meses cuando cogimos este vuelo.

De todas formas, fue curiosa la parada en Kuala Lumpur ya que nosotros nos quedábamos en nuestros asientos del avión mientras el staff del avión se bajaba y entraban los servicios de limpieza con sus utensilios autónomos y portátiles. Unos aspiradores que parecían sacados de una película futurista de los 70. Tras cargar a todos los nuevos pasajeros salimos de nuevo en dirección a Dubai para llegar con casi una hora de anticipación debido al viento de cola (950km/h la mayoría del trayecto).

Una vez en Dubai, otra vez parada en donde cristo perdió las sandalias (como ya nos había pasado a la ida) y de nuevo explicación  de que estaban construyendo una nueva terminal y de nuevo el aeropuerto tomado por las aeronaves de Emirates, decenas de aviones de la companía y escasas unidades de otras companías.

Al llegar, a las 3 de la madrugada ,la mayoría de la gente se encontraba tirada por el suelo , durmiendo y en algunos casos , roncando sonoramente. Tras 3 horas de espera volvimos a embarcar esta vez dirección a Birmingham.

Una vez en Birmingham, pasamos las aduanas sin que nos hagan el más mínimo control, salvo por un perro que se puso nervioso olisqueando las maletas porque claro, llevábamos varios kilos de especias y vete tu a saber que se pensaba que hacía el perro. En el aeropuerto de Birmingham hay que salir para luego hacer el check-in con Ryanair. Además como llegamos a las 12 teníamos que esperar hasta las 3 para facturar las maletas. Pensábamos que tendríamos problemas, pero sólo nos pasábamos 1 kilo por maleta y casualmente no se molestaron en revisar las mochilas de mano (que llevaban casi tanto peso como las propias maletas y un volumen considerable).

Tras un vuelo bastante cómodo ya que nos hicimos con los asientos de las salidas de emergencia y aunque no se reclinaban eran bastante amplios. Estuvimos hablando un rato con una madre inglesa (que venía con su retoño, un peligro de cuidado que, sentado justo detrás de Bruno, no le dejó dormir) que iba a Guimaraes (que dicho por ella era una cosa totalmente distinta).

A eso de las 8 llegábamos a Oporto y tras recoger las maletas salíamos para ser recibidos por la family que ya nos echaba de menos. Con esto se acaba nuestro viaje, 45 días que se han hecho cortos y que , aunque sea una alegría ver a los nuestros, no nos importaría haber prorrogado algo más.



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