Último día en Bali. Nos levantamos a las 6 de la mañana para llevar a Rafa y Meli al aeropuerto, ya que es su último día de viaje (aunque les quedan casi 3 de vuelos y layovers en los aeropuertos). Último paseo para ellos en nuestro vehículo de la muerte. Parece mentira pero a estas horas ya hay gente en la carretera, no es hora punta pero todos los trabajadores en hoteles y en el sector servicios ya están de pie. En una de las rotondas de camino al aeropuerto nos hace la mayor tumbada que haya visto en moto un colgado, ni Rossi en sus mejores tiempos, menuda pericia. Se llega a caer y está muerto porque le pasamos por encima.
En el aeropuerto, los muy membrillos de seguridad no nos dejan pasar, no vaya a ser que llevemos una bomba (sólo te dejan pasar a la zona de salida del aeropuerto si tienes tarjeta de embarque, sino , ni siquiera puedes entrar dentro). Nos despedimos de Rafa y Meli y cogemos de nuevo el coche dirección al hotel ya que tenemos que hacer las maletas, cambiar de habitación nuestros bártulos ya que el dueño va a pasar a otro huésped a nuestra habitación (aunque muy amablemente nos deja coger otra habitación para que dejemos las cosas hasta las 6 de la tarde que salimos). En el desayuno se sienta con nosotros una chica de Malasia que ha venido a Bali de vacaciones. Tiene un inglés perfecto con acento americano, nunca pensé que vería a alguien con ese acento pero nos comenta que en su casa toda su familia habla inglés y que siempre ha estudiado en colegios ingleses. Aún así es sorprendente lo bien que lo habla.
Ella ha quedado con un guía que la tiene que venir a buscar para hacer un recorrido por la isla. Por 300000Rp puedes tener un guia para ti sólo por un día que te lleva en coche por donde quieras y sin tener que preocuparte lo más mínimo. No es una mala opción si no quieres estresarte con la carretera. Como el guía no aparece decide llamarle por teléfono y resulta que el hombre se ha perdido, se encuentra en otro hotel que también se llama Sanur Beach (aunque el nuestro es Villa y el otro es Hotel). Como ya se hace algo tarde decide pasar del guía y nosotros la invitamos a venir a Kuta para no perder el día, conocer algo más de Bali y de paso que vea a una amiga viajera que ha hecho en TravelBuddy (un sitio donde pones el lugar a donde vas a ir y te ponen en contacto con otros viajeros que vayan a la misma zona), una mejicana que lleva varias semanas por Indonesia.
Nos acercamos a Kuta a comprar una maleta para llevar los regalos y de paso a buscar los trajes que Bruno se ha hecho en un sastre local. Aprovechamos para comer en el Maze Warung, otro de los restaurantes recomendados por Nely y que también sale en la Lonely Planet. La comida está genial pero de precio es algo caro para los estándares de la isla. De todas formas está lleno a reventar así que es un gran negocio. Te sirven bien aunque la comida no llena tanto como en otros lugares (supongo que abusarán menos de las especias y condimentos).
Después de comer dejamos a las dos viajeras en la playa y aprovechamos para ir a buscar los trajes y la maleta nueva que obviamente ha costado conseguir a través del regateo. La verdad, después de tantos días cansa un poco. Inicialmente habíamos quedado en 250000Rp por la maleta, nos fuimos a comer y le dijimos al fulano, luego volvemos y la compramos y el tío que quería un depósito le dijimos que nones. Al volver después de comer la maleta valía 260000Rp si o si. Como no quería tener que volver a regatear desde las 400000Rp iniciales le di la mano, me llevé la maleta y salí por patas del chiringuito.
A la vuelta de Kuta nos trajimos con nosotros a la mejicana. Estábamos a medio camino cuando tate, nos quedamos sin gasolina. El coche nos había jugado una mala pasada o en su defecto alguien nos había robado la gasolina (el depósito se abre con la mano, sin llave y el coche duerme al descubierto) porque aunque en teoría nos quedaban 30 kilómetros nos quedamos parados. Menos mal que estábamos hábiles a esas horas y Bruno se bajó rápido y empujamos el coche hasta un lado de la carretera. Eso sí, tuvimos la desgracia de que fue en un cruce y como no , estaban nuestros amigos los policías. Como nos temíamos lo peor cuando nos preguntaron dijimos que ni idea de lo que pasaba , que posiblemente fuera la gasolina y que teníamos que ir a comprar. Se ofrecieron a buscar la gasolina pero se rieron de nosotros cuando les dimos sólo 20000Rp (suficiente para dos litros) y para que se quedaran algo de regalo. Así que Bruno cogió la cartera y se fue a comprar a la gasolinera que quedaba al lado (En realidad les ofrecimos solo 20000Rp por si acaso querían ponernos una "multa" para que supieran que no nos quedaba un duro).
Después de repostar llegamos al hotel donde Ron y sus colegas australianos se estaban dando un homenaje de cervezas. Después de hacer nuestras maletas (nos vamos con una maleta extra de Bali, de unos 20 kilos de peso, así del tirón, con compras) arreglamos con nuestro conductor el transporte al aeropuerto. Volvía a ser Guayán, un tipo entrañable que en el viaje de vuelta nos estuvo comentando un poco de la religión hinduísta y del significado de todas las estatuas que tenían en Bali , que como ya pensábamos, tienen la función de proteger y son en general dioses y sus recaderos hindúes.
Una vez en el aeropuerto pasamos los controles y nueva sorpresa, la tasa de salida ha cambiado de 100000Rp a 150000Rp con lo cual , como no tenemos suficiente dinero, tenemos que salir de la terminal de salidas , sacar pasta (ya hay que ser raro para no tener un cajero dentro) y volver a entrar. En el control de seguridad un americano con un más que probable transtorno de personalidad se desgañitaba a gritos con los de seguridad porque no le dejaban pasar un frasco de repelente de más de 200ml. Y digo yo, este hombre, ¿ no se podía leer las normativas de los aeropuertos y dejar de darnos la tabarra con sus gritos? Porque vamos a ver, no es sólo que diera gritos a gente que bastante tiene con cumplir gili normas, sino que además se ponía a darle patadas a las cosas y era un impertinente de mucho cuidado con los trabajadores. Llego a ser yo y ese no salía en avión de Bali esa noche.
Pasamos los controles, embarcamos la maleta con Garuda y nos vamos a hacer el check-in. El aeropuerto es de lo peor, no llega a los límites de cutrez de Macao pero no se distingue por nada en especial. Los asientos , todos sucios. Apenas hay sitios donde tomarse algo y donde hay te meten un sablazo de cuidado. Menos mal que no tenemos que esperar mucho tiempo, aunque nos da el suficiente para ver una cucaracha caminando a sus anchas ante la atenta mirada de los de la limpieza y de nuestro amigo el guiri que tiene cara de loco cuanto más te fijas en él.
Pasamos la puerta de embarque y aqui por lo menos los asientos están más limpios, aunque tienen puesta a todo meter una de esas cantinelas hindúes que no paran de repetirse , variando el tono , pero que son un poco molestas a menos que consigas pasar de ellas en tu cerebro. Aquí nos ponemos a hablar con un americano , de origen brasileño , que trabaja en plataformas petrolíferas a lo largo del mundo y que estaba en Bali de vacaciones para hacer surf y descansar. Nos cuenta un poco de su trabajo y le ayudamos con un virus que le tenía el ordenador loco. La verdad que el hombre era todo un espectáculo, un tipo chulo americano de cuidado pero bastante amable y extrovertido.
Nos montamos en el avión y salimos con destino a Singapur. En Garuda (la compañía vetada en Europa por problemas de seguridad) nos dan de cenar y poco más pero el avión llega puntual y sin incidentes (por los cuales son famosos) así que no nos podemos quejar. Es llegar al aeropuerto de Changi (Singapur) y quedarnos impresionados. Todo super limpio , super ordenado y muy rápido y de fácil acceso. Te dan caramelos, tienes infinidad de material de lectura de la ciudad, todo tipo de mapas , etc... Es con diferencia el aeropuerto más completo en ese sentido. Tienen varios centros de información al turista donde nos informan de las posibilidades de ir a la ciudad (aunque por internet ya sabíamos que no llegábamos a tiempo para el metro y que sólo teníamos el bus shuttle o taxi). Los del bus shuttle no nos quieren llevar porque el lugar donde está nuestro hotel (el Red Light District, es decir, el barrio del sexo) está en hora punta a las 12 de la noche así que nos dicen que cogamos el taxi. Fuera de que me parezca un cachondeo de que decidan no ir porque si aún siendo un servicio oficial, resulta que el taxi cuesta exactamente lo mismo que ir los dos en el susodicho autobus , asi que sin problemas nos montamos en dirección al hotel.
El taxista es muy legal (a diferencia de Tailandia o casi cualquier otro sitio aquí no hay que pelearse para que pongan el taxímetro, ni hay dudas de que te llevará siempre por el camino más corto). Nos va contando cosas de la ciudad y sobre la zona en la que estamos (que es muy peculiar claro). Llegamos al hotel en 20 minutos por 18SGD, 9€. Nos deja en la puerta y ya tenemos nuestro primer encontronazo con las prostitutas. Justo enfrente del hotel hay varias casas de alterne (que son totalmente legales y a las que se realizan controles semanales). Aunque en los alrededores se pueden ver a las ilegales ejerciendo sin ningún tipo de control.
Además , en esta zona, Singapur no es la ciudad más limpia de Asia, como es conocida (supongo que excluyendo a las ciudades de Japón). Se pueden ver colillas, comida y otras cosas por el suelo (no, no eso que os pensáis). Entramos en el hotel , de la cadena Hotel 81 (una cadena que tiene todos sus hoteles en el barrio rojo) y nos atienden muy educada y amablemente. Nos dan nuestra habitación y subimos.
Para que os hagáis una idea de como es, no le hemos sacado fotos ya que no es comparable a nada que hayamos tenido anteriormente pero nos hemos tenido que conformar porque ningún hostel de mochileros tenía disponibilidad y por mucho que sean nuestras tres últimas noches no tenemos la intención de quedarnos en la bancarrota (más yo que Bruno claro).
Y con esto y una hormiga, o unas cuantas, se ha acabado el día.
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