Al entrar en el terminal eso era como un mercado atiborrado de gente. Cientos de metros de terminal con gente sentada a lo largo,durmiendo debajo de las filas de asientos, pegados a las paredes, cambiando su dinero a la moneda de los Emiratos Árabes Unidos (UAE) también llamado Dirham. En el aeropuerto la mayoría de las tiendas aceptan euros,dólares, libras y dirhams. Pero el cambio que hacen en la tienda es más redondeado. En una de las oficinas del banco nacional de Dubai cambiamos 1 libra y 2 euros por15 dirhams. Nos estafaron un par de Dirhams pero tampoco era plan de montar un pollo.
Resulta que con 1 dirham (17c) te puedes comprar cualquier lata de refresco. Eso sí , un café o té te lo cobran a 8 dirhams mínimo. Es decir, por el precio de un café podríamos invitar a todos los lectores a una Diet Pepsi!! En el aeropuerto de Dubai el wifi es gratis pero está saturado. Sobre todo a la hora de nuestra llegada , las 7 am, que es hora punta y en ese momento hay una aglomeración de gente que asusta. A partir de las 10:30 am ya no había tanta gente y se podía navegar tranquilamente y respirar un poco.
Después de pasar el check in salimos de nuevo al aire libre en los autobuses y esta vez si que hacía calor. La página oficial situaba el termómetro en los 40º pero parece ser que suelen adulterar las cifras para que no sea tan traumático. La realidad es que hacía mucho calor, tanto o más que en Las Vegas , y eso son palabras mayores.
Esta vez nos toca volar e un A340-300. Hemos conseguido los asientos de primera fila, que son los más amplios con diferencia y la pantalla táctil es algo más grande. Se hace el viaje mucho más cómodo.
Los amigos de Emirates nos han dado de nuevo varias comidas e incluso un regalito de mini-neceser de viaje.
Para que os hagáis una idea paso a enumerar el menú de este vuelo:
Pescado ahumado servido con cuscús y una ensalada de pimiento tostado.
Principal a elegir entre:
Pollo estilo Thai cocinado en salsa de lima y tamarindo y puesto sobre fideos cocidos y fritos con salsa de soja.
Salmón cocido: con una tapa de tomate y salsa de basilisco , acompañado de pasta y un pisto de vegetales.
De postre un parfait de galleta de almendras suaves y nueces de macadonia.
Luego , queso, galletas , café o te y chocolates.
Después de la comida principal, te vuelven a servir un bocadillo (de queso), café , galletas, etc ... de merienda/cena. Durante este vuelo pudimos ver tres películas no muy buenas. Yo me decanté por Vanishing Point (de acción y chorradas contínuas) y dos comedias románticas que se dejaban ver pero que no eran nada deslumbrante.También aproveché para estar de charla con las azafatas en su zona de descanso. Como me aburría soberanamente aproveché para irme allí a cargar el portátil y hablar con ellas. Me dieron un vaso lleno de frutos secos que Bruno después devoraría. Estuvimos hablando de Japón (una de ellas, Yoko, era japonesa) y de Emirates con otra de las compañeras que era de Singapur. Al despedirme me emplazaron para que las ayudara en el siguiente catering. Aunque todo quedó en agua de borrajas porque cuando me vieron yo estaba dormido ... Salvado por la soneca!!
Al llegar a Pekín, un aeropuerto enorme nos esperaba. Totalmente nuevo, con unas bóvedas altísimas y muy espacioso, dando una sensación de grandeza. En el check-in no se molestaban en comprobar las mochilas , ni las pasaban por detectores... o confian en los amigos de Dubai o les da todo igual, no se que pensar. En cuanto al desplazamiento optamos por la opción más emocionante. Tras sacar dinero del cajero, en el cual para los 2000 RMB (o yuanes) equivalentes a 185€ nos cobraron comisión de 7€ (ya sabéis como es el tema de las tarjetas para futuras visitas), nos dirigimos a información donde nos indicaron la dirección al autobus. Como somos así de arriesgados elegimos el método de los locales para desplazarse. Después de intercambiar billetes con una amable señorita que tenía un fajo que ni Laureano Oubiña nos subimos a un bus con muchas dudas. La verdad es que no se explican muy bien, y les queda un buen trecho para que su inglés sea entendible, pero nos montamos... Dentro estabamos preocupados, ¿y qué pasa si a las 12am nos deja colgados el autobus en una zona chunga de Pekín?
Tuvimos la suerte de que se nos sentó a nuestro lado una señorita joven china, que por su edad y posibles pensamos que sabría inglés, pero craso error, a cada pregunta una cara rara de contestación. Hasta que vemos que coge su teléfono y nos pensamos "vayá, querrá que no le demos la chapa y nos hace la del móvil" pero se gira de nuevo y nos dice, sister... y nos pasa el teléfono. Del otro lado , su hermana que con nociones de inglés media entre nosotros tres para que al final la amable china nos acompañe a nuestro destino, que casualmente es el suyo. La suerte está con nosotros.
Al llegar a la estación de tren de Pekín, que es enorme como todo lo oficial aquí, nos dirigimos al hutong (barrio tìpico chino) donde supuestamente está nuestro hotel. Pero para no variar las buenas costumbres, nos perdemos entrando por otro lado, a un sitio complicado de ver y más de oler , donde los sorprendidos viandantes nos preguntaban si necesitabamos guia o vendernos cualquier cosa. Decidimos volver atrás y leer las indicaciones que un tripadvisor friend nos había dejado. Siguiendolas llegamos sin pérdida a nuestro hotel, que estará en un hutong, pero tiene a toda una comisaría de policía de escolta.
Tras hacer el check in sin mayores problemas descubrimos para nuestro horror que no hay maquinas de vending!!! que horror, y el agua no está embotellada para la máquina de café!!! con lo cual ni café ni bebidas frias pero sí un par de bollos que habíamos comprado en el Tesco de Birmingham y que nos sentaron a gloria.
A continuación , a dormir y mañana más...
La salvación: En los aviones llevan unas plataformas donde recargar portátiles. :) Como el viaje fue largo y había cosas que hacer lo sometí a una recarga a 12000 metros de altura.
Los pesados: En el avión viajaban varios nigerianos que vociceraban sin parar con un par de hermanos árabes , que parecían mafiosos, y que no dejaban de entrar y salir de la zona business, robando de ellas revistas, comida, incluso las almohadas... Al final lo que hacían era pagar uno por business y disfrutar de ella los dos, vamos, unos cracks. Eso si, al final la azafata jefa les debió echar una bronca y les dio su número de empleada para que pusieran una queja si querían.
2 comentarios:
Por ahora solo un comentario....
Que ENVIDIA xDDDD
Pues ya sabes macho. A venirse de paseo en cuanto puedas.
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