domingo, 29 de junio de 2008

Dia 6 : Pekin, el Templo del Cielo



Para ir a la estacion de metro desde nuestro hotel hay que dirigirse a la estacion de tren o en su defecto salir recto,cruzar la siguiente avenida y seguir recto hasta la siguiente avenida. Justo pasando una mezquita ir a la derecha y todo recto hasta la estación.

Una vez en una estación sólo hay que conocer la parada para hacer un cambio de línea o para salir. Esta es la parte complicada,ya que generalmente no asocian los monumentos o pois con paradas de metro o de bus y entender las calles es complicado para un extranjero sin noción alguna de chino.

La entrada del templo del cielo cuesta 35 rmb por barba para entrar en cualquier lado. En el parque la gente baila,hace gimnasia o juega con discobolos , son todo jubilados con mucho tiempo libre, para ellos el acceso es gratuito. Los ancianos tienen tablones donde cuelgan los periódicos hoja a hoja tras el cristal y los leen gratis de pie.

En los corredores, los chinos se disponen en grupos según las preferencias de entretenimiento: jugar a las cartas, las damas chinas,cantar, tocar instrumentos... No hay jovenes. Aquí todo gente mayor. Poco mas adelante se entra en la zona de los templos,todos muy conservados y muy del estilo chino. Son peculiares, en una de las estructuras de anillos de mármol concéntricos se suben y se ponen a gritar. Se supone que subido a esa losa y gracias a los anillos concéntricos tu voz resuena mucho más fuerte. Vamos, cosas de emperadores, porque en realidad da igual que estés sobre ella que no, que suenas igual. También tenian tela unos monjes shaolin de paseo que se ponian a hacer posturitas y sacarse fotos.

Salimos por la puerta oeste y preguntamos a un chino señalando un mapa como ir a la plaza de Tiananmen. Muy amablemente, se cruzó de calle con nosotros, se leyó los símbolos de todas las líneas y nos indicó en que bus subirnos y en que parada bajarnos, todo por gestos. Le costó encontrar el destino, las lineas (más de 900 hay en Beijing) y paradas tienen un listado, pero con más de 40 paradas por linea, es complicadillo. Nos subimos y después de que la china revisora (en los autobuses va un revisor al que pagas y un conductor suicida) buscara por megafonía alguien que hablara inglés y nos tradujera quedó en darnos un toque para bajar.

La linea para ir a Tiananmen desde la puerta oeste del templo es la 803 y la parada la 39 cobrando 1 yuan.

Tenemos que destacar que el restaurante que más se ve es el KFC, los hay a patadas y están a reventar, aunque es normal con 14 millones de habitantes en Beijing. Debe ser que les gusta sobremanera el pollo frito, normal; comiendose las patas de las gallinas fritas el kentucky debe ser belle cuisine.


En el McDonalds hemos probado una fajita china de pollo rebozado en una especia que picaba bastante , alternando lo tradicional con lo moderno disfrutamos de todo.

La plaza de Tiananmen es enorme y está atiborrada de gente, chinos, extranjeros, soldados y policias. En ella se encuentran la casa del pueblo, el mausoleo de mao, las estatuas de la revolución en la plaza de la revolución y varios edificios mas. Ademas comunica con la Ciudad Prohibida. Lo que mas llama la atencion es la grandiosidad de las edificaciones. Ya sea el imperio o la revolución si algo tienen en comun los chinos es que les gusta hacer las cosas grandes.

En la plaza, algo curioso, los chinos no se sientan en el cesped sino en el borde de cemento mirando hacia el. Suponemos que será por la policía y no por civismo extremo ya que los escupitajos los sueltan tan tranquilos.
Sobre el tema de los escupitajos, algo que antes era bastante normal, ahora la gente va controlándose, y a pesar de que puedes oir el típico carraspeo, normalmente el escupitajo suele acabar en la papelera, en el cesped y si vas en el autobús en unas bolsas que te dan a tal efecto. Aún así, todavía quedan fenómenos que escupen donde les place.

Al mercado de la seda (linea 1 parada yonganli) se accede directamente desde la parada de metro. Nada más salir ya te encuentras con los puestos que venden todo tipo de réplicas. Las vendedoras reconocen tu país de origen por detalles de tu ropa,tu acento o una simple palabra que le digas a un acompañante y te intentan colocar mercancia por precios abusivos que si regateas te dejan en el 10% del original o incluso menos. De esto se quejan incluso los locales, que cuando van a comprar ahí obtienen peores gangas que los extranjeros. Venden de todo y todas las tallas. A Bruno le han asaltado diciéndole que tenían cosas para él, también les ha llamado la atención la barba. Parece ser que no les gusta nada el vello facial.

En cuanto a la calidad, varía poco aunque la electrónica no es para nada recomendable. Las compradoras emplearán siempre las mismas frases,no me rompas el corazon, para tu mujer, no bromees conmigo,etc no os preocupeis poned siempre la mejor de vuestras sonrisas y aguantad el chaparrón. Si no quereis pagar mas marcharos con una sonrisa y os perseguirán. Sino, puede ser que hayais acertado lo que les cuesta a ellos y al no sacar beneficio no irán tras vosotros.

Tras dar unas vueltas por los puestos nos acercamos al mercado local chino, donde no se podía ver un solo extranjero y donde las caras de asombro de los chinos eran muy destacadas. Veían pasar a dos extranjeros tan altos y se preguntaban, ¿pero qué hará esta gente aquí? Este mercado, situado al otro lado del Zoo de Beijing es el que usan los locales para comprar lo que luego venden en el mercado de la seda. Así que si en el mercado se puede sacar por 35RMB en éste pobrablemente salga por 15RMB. Es un sitio realmente curioso ya que en un edificio como el del Corte Inglés hay miles de tiendas pequeñas donde venden prendas de ropa a precios irrisorios.

Lo malo de este sitio es que nadie habla inglés (algo normal en China por otro lado) y que no hay probadores, si te gusta te lo llevas. Con un poco de suerte podrás probartelo por encima y ver que pasa...

Después de salir del centro comercial , cogimos le bus y la encargada de los tickets nos ayudó a localizar la parada del metro, nos bajamos y para el hotel a acabar otro día redondo.

Y de regalo, un vídeo de los chinos jugando en el templo del cielo

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