lunes, 30 de junio de 2008

Dia 7 : Pekin, La Gran Muralla


Para disfrutar de la muralla china nos tuvimos que despertar relativamente temprano, a las 6.30. En un pispás estábamos desayunando y salíamos en dirección a nuestra estación de metro. Nos dirigimos a la estación de larga distancia donde en teoría se podía coger un bus turístico que nos llevaría a Jinshanling o Simatai, zonas de la muralla china alejadas de las más turística de Badaling, que se encuentra remodelada y muy accesible desde la ciudad, con parada de metro cercana incluida.


Como siempre, las indicaciones para la estación de bus no eran muy exactas. Al salir de la estación dimos un paseo bastante largo (estamos haciendo unas piernas que ni Alberto Contador) y llegamos a la estación de larga distancia. Se trata de una estación enorme, que como no, se encuentra en obras. Entramos en la primera zona de la estación y al preguntar en la caseta de obra habilitada como zona de venta de billetes nos dijeron que teníamos que rodear la zona para ir a la salida del bus que nos llevaría a Miyun, el 980. En teoría , el autobus que habíamos leido existente entre Beijing y las zonas de la muralla no existía. Nos decían que teníamos que coger un bus a Miyun y desde allí otro a Jinshanling o Simatai. Una señora que allí se encontraba insistía en que no había bus desde Miyun y que tendríamos que tomar un taxi allí. Otra señora se ofreció a acompañarnos hasta el bus 980 ya que ella también iba (casualmente) en esa dirección. También ella nos decía que no había bus directo desde Miyun a Jinshaling.


Una vez en Miyun (tras 70kms y casi 1 hora de camino) nos asaltaron los hawkers. Esos taxistas sin licencia que esperan a los extranjeros para obtener una carrera beneficiosa. Uno de ellos nos perseguía por la estación mientras nos dedicábamos a buscar el bus que iba a Simatai o Jinshanling. En los buses los conductores nos decían que no había buses y el chino nos seguía para comprobar que no lo encontrábamos. También nos seguía la señora que nos acompañó en el bus, otra “conductora” amiga.


Como los buses no iban a Jinshanling (o al menos eso decían) negociamos con el fenómeno que nos seguía. Su primera oferta , papel en mano, (a falta de calculadora cualquier método es bueno para pintar cantidades) era de 220 RMB ida y vuelta. Nos parecía un precio desorbitado ya que si sumábamos los 30RMB que nos habían costado los billetes nos poníamos en 250RMB, el precio del viaje en una excursión turística organizada de las baratas (por persona, no por pareja). De todas formas, pasamos del chino que nos siguió pidiendo precio. Como veíamos que lo que pasaba es que nadie nos quería ayudar para sacarnos la pasta decidimos que una posibilidad era tomar el taxi sólo de ida y luego ya allí tomar el bus de vuelta. Negociamos de nuevo el precio con nuestro amigo el chino que nos dijo ahora 110 RMB por sólo ida, es decir, la mitad del precio ida y vuelta. No satisfechos con el precio nos pusimos a buscar el bus de nuevo, pero el chino estaba todo feliz porque sabía que no lo encontraríamos. Le dije a Bruno que nos marchásemos a Beijing de vuelta, total sólo habíamos perdido 1 hora y podíamos ir a Badaling tranquilamente, aunque no fuera tan buen tramo era mejor que ser estafados. En cuanto oyó Beijing y vio que nos dirigíamos de nuevo al 980 de vuelta el buen señor nos dijo que le hiciéramos una oferta .Le dijimos que 60RMB a lo que le contestó 90RMB. Seguimos manteniéndonos en los 60RMB y dirigiéndonos de nuevo al 980. Así hasta que llegamos a los 70RMB. Una vez en las puertas de su taxi le dijimos que 60RMB o nos íbamos, así que comenzamos a caminar y dijo , OK OK 60RMB.


El viaje de 1 hora de duración fue un auténtico escándalo. Se trataba de un Hyunday que no pasaba de 80 incluso adelantando. Generalmente lo llevaba en tercera, supongo que para ahorrar gasolina. Los adelantamientos eran escandalosos, por el arcén de la derecha (hubiese o no un ciclista por ejemplo) o por la izquierda sobre línea continua y con coche viniendo de frente. Sólo se amedrentaba en el caso de que el que viniera de frente fuera un camión ya que veía que en el golpe llevaba las de perder. Los adelantamientos en tercera eran desesperantes, duraban una eternidad y tenías la sensación de que cualquier cosa podía pasar.


Una vez en Jinshnaling nos encontramos con un chaval americano que hablaba chino, un poco engreído en el trato y al que preguntamos si el precio que habíamos pagado era justo y que nos dijo que sí. También le pedimos que preguntara por el bus de vuelta y el chino que nos había traído le dijo que SI, que lo había. Daros cuenta de como son algunos chinos.


Una vez en la muralla tomamos un teleférico hasta pasadas las 5 primeras torres del tramo ya que habíamos leído en un blog que la subida hasta el principio de la muralla era una pérdida de tiempo. Con el teleférico te plantabas al comienzo de la zona dura de la muralla de Jinshanling. En la cumbre nos esperaban los mongoles cargados con botellas de agua, camisetas, que a menos que les dijeras claramente que no les ibas a comprar nada te iban persiguiendo.

La muralla es lo más espectacular que hemos visto hasta ahora en China. Es enorme y se encuentra en un enclave tan inaccesible que te hace preguntarte como la construyeron. ¿Cómo hicieron para subir hace 2000 años semejante número de piedras? ¿O la maquinaria necesaria para levantar las fortificaciones o torres para las guarniciones? En la zona más ancha de los dos tramos que recorrimos habría 6 metros y en la zona más estrecha 2.5 metros. Había pendientes de más del 60% con escalones altísimos, que , si los chinos eran más bajitos que los de ahora, tenían que sufrir realmente para subirlos cargados con armaduras y lanzas. También hay zonas con escalones más bajitos pero aún así el esfuerzo es brutal. Nunca me he arrepentido tanto de no estar en forma y hemos hecho trekkings extenuantes... Había zonas en las que teníamos que descansar cada torre (las torres suelen estar separadas entre sí por 500 metros) y otras en las que teníamos que descansar cada 100 metros subidos.


En el camino tomamos unas fotos increíbles y también conocimos a una pareja de italianos muy majetes con los que estuvimos hablando de nuestras experiencias en el viaje de momento. El nos comentó anécdotas escatológicas que os voy a ahorrar y nos habló del asco que pasó en un mercado de pollos...



Una vez acabada la muralla (nos llevó sobre 4 horas de caminata) llegamos a un puesto donde te podías tirar en tirolina, unos 500metros sobre un río para acabar en una presa y ser transportado en barca hasta la base de Simatai (hicimos dos tramos de muralla en total, saliendo de Jinshaling y acabando en Simatai). La tirolina fue genial, relajante después de tremendo esfuerzo y además nos ahorraba 40 minutos de camino por el monte , y ya no queríamos caminar más.


Al llegar a la base en Simatai nos dirigimos al puesto de información , les comentamos que había un bus directo a Beijing y dijeron que no lo conocían (a lo mejor era un error de las guías , podría ser) pero tuvimos una conversación reveladora con la chica que trabajaba en información en inglés de boli y papel. Esta es una de las conversaciones más interesantes que hemos tenido desde que llegamos a China y que son un indicativo de la situación del pais.


Existe un bus de Miyun a Simatai o a Jinshaling. Ese bus vale 4RMB. El precio justo del taxi a Jinshaling serían 20RMB (es lo que cobrarían a un chino) y de 15RMB a Simatai. Es decir, 10 veces más caro pedía inicialmente el granuja. Los conductores de autobuses de línea regular están conchabados con los de taxis irregulares para no ayudar a los extranjeros y así poder timarles a gusto, de hecho todo el mundo lo hace y lo toman como algo normal. Cuando le dijimos que no era justo y que pensase que diría si cuando viniera un chino a España le cobrasen 10 veces más en el taxi como se sentiría. Ella decía que si, pero que claro, que eramos extranjeros y podíamos pagarlo. Vamos , muy justo...


A todo esto , durante este proceso de aprendizaje nos sorprendió que apareció en el mostrador la primera china (la que habíamos visto en la estación de bus de larga distancia) y que casualmente también era conductora. La recepcionista no lo sabía así que le escribimos en un papel que era conductora y dejamos de hablar del tema. La señora había venido a controlar. La recepcionista tenía miedo genuino a la reacción de los conductores.


Esta señora, después de que dejásemos a la recepcionista vino a indagar de que país éramos y nos preguntó por los precios de los buses, como si ella no los supiera claro. Cuando le dijimos que 19 RMB decía, barato, para venir desde Beijing.


Normal, ella quiere seguir viviendo del cuento y tiene miedo de que españoles en el futuro vengan con la lección aprendida. Por supuesto, todo esto que hemos sacado de la recepcionista tendremos a bien publicarlo en cuantos idiomas podamos en los foros más importantes para chafarles el negocio a los ladrones.


La recepcionista buscó en internet con el móvil las horas a las que salía el bus y nos dijo que había dos, a las 4 y a las 6 hacia Miyun y que después el 980 de Miyun a Beijing lo había express y normal. Nosotros tomamos el express. En cuanto al bus de Simatai a Miyun, fue toda una experiencia. Un bus más parecido a una furgoneta Volkswagen que a un microbus tenía espacio para 20 plazas pero alojamos a más de 40 haciendo paradas en sitios ruinosos y compartiendo espacio con todo tipo de fauna.


Al llegar a Miyun tomamos el express y llegamos a Beijing , a la misma estación que a la salida pero a una parada en la esquina opuesta del bloque. No veáis el tiempo nos llevó situarnos...


Después de una cena en el hotel y de probar una riquísima ternera con bambú nos fuimos a dormir un rato para poder levantarnos y ver a España. También cogimos otra noche de hotel porque no nos apetecía irnos sin dormir al avión después de ver como por fin la roja hacía algo y seguía las lecciones que le estaban dando los del baloncesto. (Más equipo menos ego y menos millones, que 24 por ganar son muchos).


La del aliento: Menuda fenómena, fue entrar ella y oler todo el bus a ajo. Un olor que no se fue en lo que restó de viaje, que daño para la pituitaria.

Un poco de historia: Los chinos en los tramos donde era muy complicado acceder a la muralla empleaban cabras para que llevasen sobre sus lomos ladrillos de uno en uno.

5 comentarios:

Belén dijo...

Jajaja!! Qué buena la historia con la recepcionista! Lo de indicarle por papel que la otra era conductora es de película!! :D Y por cierto, muy bueno el estilo escribiendo Adri, super entretenido :) Besitos, chicos!!

Anónimo dijo...

Sería más entretenido si acortara un poco las entradas...

Belén dijo...

No te preocupes, me imagino que eso vendrá por si solo, a medida que lo de publicar en el blog pase a convertirse más en una obligación que en algo que se hace como novedad :)

Anónimo dijo...

Es que ahora es una obligación, que nos lo debe a nosotros, que somos su público.

noimporta dijo...

Lo jodido es que la fulana fuera la misma que la de la estación de bus de Beijing, si es que están hechos unos timadores de mucho cuidado.