miércoles, 23 de julio de 2008

Dia 31 : Bali




Con la resaca de enfrentarnos a la policía de nuevo en cualquier momento con nuestro justificante sustituto del permiso de circulación salimos a la carretera en dirección a Kuta. Decidimos acercarnos al Sogo, un centro comercial operado por británicos que tienen más en Hong Kong a ver tiendas y buscar unas compras.
En principio compramos algunas camisetas tipo surfeiro y salimos en dirección a Kuta Beach.
Salimos del Sogo y pasamos por delante de Kuta Square, el centro neurálgico de las compras en Bali (las de tiendas y réplicas claro) donde te partes viendo cosas como 5 tiendas de Dolce & Gabbana juntas. Pasamos totalmente de esta plaza y nos dirigimos a Kuta Beach, a pocos metros donde aparcamos para ver la playa. Estaba a tope, surfistas, balineses haciendo negocio, más surfistas, aparcacoches haciendo negocio, más surfistas, restaurantes de fast food americanos, más surfistas, etc... Salimos de aquí a toda velocidad y nos fuimos a las calles Poppies (1 y 2) que son calles estrechas y alargadas que comunican la playa con la calle de Legian-Seminyak (la misma calle atraviesa dos zonas o barrios y cambia de nombre). En estas calles además de multitud de restaurantes, puestos de artesanía, réplicas, tiendas de surferos, sastres y comercios de todo tipo hay mucha niña mona y mucho surfer hipermusculado. Por la noche esto se convierte en un Patong v2.0 con menos prostitución. Menudas risas nos echamos con un cartel que ponía "Special Offer Genuine Fakes" con respecto a relojes. Hala, ahi lo tienes, vendemos copias de las buenas eh?
Al acabar Poppies 1 pasamos por delante del monumento a las víctimas de los atentados de islamistas radicales del 2002 y nos dirigimos de nuevo a la calle de la playa por Poppies 2. Otra más llena de lo mismo: surfers, tiendas, chicas monas y mucho balinés intentando hacer negocio. Pasamos por delante del sastre del que teníamos referencia y decidimos dejar para más adelante una visita para tomar medidas. Aprovechamos para comer en el Illy, un restaurante destinado principalmente al público australiano (casi todos los clientes eran de esta nacionalidad) y donde servían una comida indonesia muy rica y además unas hamburguesas enormes. Volvimos a la playa de Kuta , cogimos el coche y nos dirigimos a Seminyak a ver la playa y de paso a tomar un poco el sol. Se agradecía que no había olas y por lo tanto ni un surfer dando la barrila (que cansan un poco ya que se quedan con toda la playa para ellos). Lo peor de la playa es que es arena volcánica, muy fina, de esas que se quedan pegadas al cuerpo y que luego no hay quien se quite.
Recibimos como siempre las visitas de nuestros vendedores que nos traían de todo: gafas de sol, sombreros, sarongs, cerbatanas!! (desde Borneo oiga) y hasta mujeres (un señor de 50 años pasó del ¿quiere unas camisetas? a ¿quiere una mujer?). A las 5 de la tarde ya no lucía el sol y además Rafa estaba harto de estar en la playa así que nos marchamos en dirección al hotel. En el trayecto nos dimos cuenta de que me había dejado las gafas en la playa, así que media vuelta y allí seguían ,solitas, sin nadie que las hubiera tocado (si hubiera sido la cámara otro gallo cantaría).
Salimos de la playa de nuevo y nos dirigimos al templo de Tanah Lot, otro de los tres más famosos de Bali. Llegamos al atardecer, con la luz perfecta para hacer bonitas fotos del entorno, del templo sobre la roca (al que se podía acceder por estar la marea baja) , a tiempo de ver como los monjes ungían a los turistas con las típicas pinturas y como unas japonesas aprovechaban cualquier roca para hacer posturas de modelos. También tuvimos la oportunidad de tocar una Pitón enorme que andaba por allí de paseo. La piel es rugosa, no es tan suave como esperaba y está fresquita. Desde una de las puntas de roca de las que configuran la costa del templo se puede ver con tranquilidad una cueva repleta de murciélagos que parecen dar la bienvenida a Batman. Después de una hora en el templo nos dirigimos a la salida, dispuestos a evitar el tráfico de los turistas y escopetados intentamos tomar el camino más rápido a Sanur. No se si al final lo conseguimos pero al menos el tráfico era asumible y operando el atlas que tenemos y la PSP llegamos en 1:30 al hotel. Además por el camino pasamos por las terrazas de arroz de Tabanan, que son enormes pero que no son muy "pintorescas" pues están llenas de plásticos para asustar a las aves.



Al llegar al hotel nos esperaba el descanso del guerrero, un baño reparador en la piscina iluminada escuchando la poderosa voz de Amy Winehouse.



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